diumenge, 1 de maig del 2011

let's have bizarre celebrations.



Había parejas, parejas que se abrazaban, parejas que se besaban apoyadas en los capós de los coches, en la pared de la Caracol, parejas que se abrazaban y se besaban como si hiciese meses que no se veían. Recuerdo esos besos y esos abrazos. Hubo una pareja entre las decenas que se besaba, les veías revivir momentos, se besaban como se debieron besar escuchando esa misma música y ahora se besaban sabiendo que el otro sabía lo que estaba pensando y que era exactamente lo mismo que él sabía que ella sabía, y luego dejaban de besarse y se sonreían. Yo pensé que besaría igual si estuviese en la misma situación. Y luego pensé que quizás sólo lo pensaba. 
La tarde, lluviosa. Yo llegaba tarde otra vez, pero con la autonomía e independencias suficientes como para observarlo todo e inmiscuirme en los besos que viese conveniente y los que no me gustaban servían para que diera otro sorbo a esa Pacífico, que me recordaba mucho a la cerveza que solíamos beber antes y que nos encantaba. 
Entrada la madrugada, la noche se tornó bizarra e intercambiamos móviles y lo que no son móviles, fluidos y lo que no son fluidos. Y sólo una cosa está clara: es mejor ir sola a un concierto de Sexy Sadie que mal acompañada. 

1 comentari:

  1. Me gusta mucho esta entrada, no sé como he encontrado este blog.
    Te felicito, es muy personal, íntimo y bastante sincero.
    Sabes expresar mucho diciendo poco.
    Te sigo, puedes pasarte por el escondite de los delirios.

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